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    Bad Moon Rising (3ra Parte)

    “Por qué no me hicieron caso?” se preguntaba Evey mientras sujetaba su cabeza con las manos, “Por algo les dije que no salieran de este círculo”. “Pero amor, qué debemos hacer? Esperar? Si algo está detrás de nosotros, dentro o fuera de este sitio nos atrapará igual” le dijo Cristian, “La verdad no sé qué hacer, nunca me había enfrentado a una de estas experiencias tan vívidamente”. Los matorrales se movían de vez en cuando se movían a pesar de no haber viento. Evey empezaba a sentir miedo, pero no por sí misma, si no que por sus amigo. Pensó que era ridículo tener hambre en aquella situación, seguramente a otra persona el miedo le quitaría el apetito, pero para Evey, no era el primer hecho paranormal. Pensó en sus 3 hijos, quizás estarían bien con su madre si es que sucediera algo desafortunado, pensó que quizás podría haberse despedido de una forma más emotiva, que podría haberlos aprovechado más, jugar más con ellos, pensó quizás que aquella despedida sería la última vez que los vería. Su estomago gruñía, y recordó que habían preparado una canasta con comida para el viaje. Podría quedar algo. “Qué haces?” Preguntó Cristian sorprendido al ver que se dirigía al auto y sacaba la canasta, “No me interesa en la situación que esté, solo sé que prefiero enfrentar esto con todas mis fuerzas, y para eso necesito energías”, dijo sin disculparse. Dentro de la canasta quedaban unos huevos cocidos, sándwiches, unos restos de jamón y… Claro!, esa era la respuesta, sal. Lo recordó, en todos los libros que había leído, y en todos los mitos escuchados, la sal era un elemento fundamental de protección frente a malas energías. Tomó el pequeño frasco de sal preguntándose si sería suficiente, y entonces, la radio del auto se puso en marcha nuevamente, tocando nuevamente “bad moon rising”. El alto volumen de la canción hizo sobresaltar a los novios a causa de la sorpresa, mientras notaban como el aire se ponía más denso en aquel sector. Sentían como la presión del aire invadía sus cuerpos, la canción se re alentó tomando un tono siniestro, la tierra se empezó a mover y la luna iluminó todo con más intensidad de un tono sangre. Apenas arrastrándose, Evey le entregó la sal a Cristian en sus manos y entre el sonido del terremoto y la canción sonando, logró emitir “Salgamos de aquí rápido”, “Pero no habías dicho que es más peligroso fuera?”, “La sal nos protegerá” respondió esta a Cristian. Ambos se internaron dentro de la cosecha, en dirección hacia la carretera. Al cabo de 10 pasos estaban fuera. Habían llegado a la carretera.
    El camino estaba tranquilo, y la luna tenía un color blanco resplandeciente que iluminaba toda la noche. Se escuchaban los grillos e insectos nocturnos rondando alrededor, se podía ver la abolladura en la protección de la berma por donde había colisionado el automóvil, pero no así se distinguían o escuchaban sus amigos, por ninguna parte. Evey y Cristian recorrieron el borde del camino gritando los nombres de todos pero sin escuchar respuesta y sin ver vehículo alguno viniendo en su auxilio. Pronto se darían cuenta de que ellos jamás salieron.
    Tras ellos se escuchaba movimiento, miraron de donde provenía el sonido, viendo por la siembra como se agitaban las ramas de la plantación. “Quien anda ahí?” , gritó Cristian. Una cabeza apenas se asomó, dejando ver entre los matorrales a Samuel intentando salir de la cosecha. “Ayudenme…” Emitió entre alaridos, antes de ser arrastrado hacia dentro por algo que los chicos no pudieron ver, y entonces un grito desgarrador rompió el silencio de la noche. “Algo tiene a Samuel”, dijo Cristian avanzando con desesperación, “Qué haces?, Ni pienses entrar, no ahora, somos solo dos” Dijo Evey con lágrimas entre los ojos, “Y quieres que me quede sin hacer nada?, de ninguna manera” y diciendo esto se internó en la plantación nuevamente. “¡CRISTIAAAAANNNNN!” gritó Evey con todas sus fuerzas presa de la desesperación, y se internó sin pensarlo dos veces. Una vez dado 10 pasos se encontró nuevamente en el sector donde había caído el carro, todo estaba en silencio, “Cristian, donde estás?, Por favor sal luego” empezó a llamar una y otra vez sin escuchar respuesta. Se fue al otro extremo del claro y atravesó la siembra para buscar a su novio, pero, para su sorpresa, al dar dos pasos dentro, nuevamente salía al claro donde se encontraba el automóvil accidentado. Extrañada y aterrada volvió a salir por donde entró, y nuevamente estaba dentro del claro entrando esta vez por el otro extremo. Sobresaltada y frenética volvió a salir por otro sector, para entrar de nuevo por un nuevo lugar. Llorando y postrada en el suelo se sintió desolada e impotente, entonces, la canción Bad Moon Rising volvió a sonar por la radio, calando con su sonata cada uno de los huesos de Evey, quien por su parte soltó un grito desesperado y desgarrador.
    Al poco andar, Cristian se encontró en medio de un claro, pero este no tenía un auto en medio como él recordaba, si no que en vez de eso tenía un espantapájaros con cabeza de calabaza con una cara dibujada, y este colgaba de un poste. Encima de este, en su hombro, se encontraba colgando un pedazo de lo que parecía una masa extraña. Presa de la curiosidad caminó acercándose y tomo aquella masa. En un primer minuto no supo lo que era, pero luego voltear aquel objeto un par de veces cayó en cuenta que era piel, piel humana, y pertenecía a uno de sus amigos. Samuel. Soltó con espanto y asqueado el trozo de piel y una idea aterradora cruzó por su mente, transitando por su cuerpo y paralizando cada terminal nerviosa. Samuel quizás ya estaba muerto hace un buen tiempo, entonces el no pudo haber ido al borde de la cosecha a buscar ayuda, y lo único que habían visto los dos fue su cara, entonces era alguien vistiendo su piel, lo que significaba que esto era una trampa…
    Levantó su mirada con sus ojos sobresalientes a causa del miedo. El espantapájaros le sonrió y empezó a bajar lentamente del poste. Cristian soltó un grito y se alejó frenéticamente, tropezando y cayendo de bruces. Intentó incorporarse, al ver que el espantapájaros lo seguí a su espalda, sentándose de frente, cuando entonces, por los costados sobresalieron dos hombrecillos pequeños que lo observaron fijamente, el muchacho sintió como unas cuerdas invisibles lo ataban neutralizando casi todos sus movimientos, Miró al espantapájaros con estupefacción, el cual llevó uno de sus brazos a su espalda, de la cual sacó un grueso cuchillo, que destellaba el reflejo escarlata de la luna. Acarició lentamente con el filo del metal la cara de Cristian, que temblaba y sudaba helado al borde de la histeria. Entonces el espantapájaros se levantó, alzó el cuchillo en lo alto, y Cristian se quedó petrificado al ver lo que sucedió. El espantapájaros clavó una y otra vez el cuchillo en su propia cabeza de calabaza, trozándola en diferentes partes, mientras los hombrecitos a los costados reían a carcajadas. Cristian no entendía y seguía viendo a ese ser partirse la cabeza con el trozo de metal. Los pedazos cayeron lentamente, dejando ver una imagen que Cristian reconoció casi enseguida, soltando un grito de espanto. Era su cara, su propia cara la que sobresalía del cuerpo de aquel espantapájaros, pero a diferencia de la suya, esta tenía unos cuantos cortes profundos a causa de los cortes con frenesí auto infligidos, y sus ojos se componían del iris negro, las pupilas blancas, todo rodeado de contorno negro. “Que eres?” preguntó el aterrado muchacho, “Un ejemplo” dijo aquella criatura con voz grave y tétrica, “Qué quieres decir con eso?” dijo Cristian sin entender nada, “Todo lo que me haga a mí mismo, te lo haremos a ti después”, respondió con aquella voz tétrica, “Por qué nos hacen esto?”, “Por que queremos divertirnos”. De improvisto, el espantapájaros alzo el cuchillo a la altura de su cara, y empezó a cortar pedazo por pedazo trozos de su cara, piel y músculos por igual, mientras reía desquiciadamente, Cristian gritaba que parara, le suplicó que se detuviera, pero solo consiguió que aquel ser se cortara con más rapidez.
    Al cabo de unos minutos ya no quedaba rostro y sólo era huesos, Cristian se sacudía intentando zafarse de aquella prisión invisible, apenas moviendo sus manos. La calavera parlante que antes tenía su cara dijo entre carcajadas “Ahora es tu turno”. Entonces, Cristian, recordó la sal en su bolsillo, se retorció como pudo, zafándose la muñeca y aguantando el dolor, para sacar la sal y soltar un poco en el suelo, lo que hizo retroceder a la calavera y sorprender a los hombrecitos a los costados, la calavera soltó el cuchillo, y los duendes retrocedieron, y así, rápidamente al notar que estaba libre, destapó el salero formando un circulo con la sal de este. Los hombrecillos profirieron diferentes insultos y palabras que parecían insultos en un idioma extraño. Cristian sonrió nerviosamente, la calavera se desplomó frente a él, y del fondo del claro, entre la maleza, apareció otro hombrecillo, al parecer, mucho más viejo, encorvado, con rasgos muy punzantes y arrugados, y un tono de piel algo morado. Él, junto a los otros dos hombrecitos lo miraron fijamente.
    “Te propongo un trato”, Dijo con una voz aguda y desgastada, “Y por qué debería aceptar” le espetó Cristian, “Quieres salir de aquí no?”, “Te escucho”, dijo Cristian ya más calmado. “Jugaremos una partida de ajedrez, escucha las condiciones con atención porque no las volveré a repetir, la partida será normal, no puedes hacer trampa, si no pierdes de inmediato. Si ganas, eres libre de irte junto a tu mujer, si pierdes, pasarás el resto de tus días como duende, hasta que le ganes a otro humano en el ajedrez en una noche como esta, o hasta que mueras”, profirió el Duende con un brillo espectral en sus ojos. “Acepto”.
    La música seguía sonando, sacando a Evey de sus cabales, de pronto todo quedó en silencio. Sintió como algo lamía su oreja, se dio vuelta de golpe, y no vio nada, luego le tiraron el pelo por el costado, miró y nada, sintió una respiración jadeante en su hombro, hasta que algo la empujó al suelo, la canción Bad Moon Rising volvió a sonar, esta vez rápido, y cada vez más rápido, el volumen iba subiendo de a poco, hasta hacerse ensordecedor, podía sentir como fuerzas invisibles le pellizcaban las piernas, y risitas casi inaudibles en sus oídos, a causa de la música country, la canción seguía sonando, volvió a ser empujada contra el suelo, haciendo que Evey perdiera el control sobre sí misma. Gritando desaforadamente, agitando los brazos hacia todos lados, corrió en dirección hasta internarse en la siembra, sus gritos eran desquiciados y sus ojos estaban casi fuera de sus cuencas. Podía sentir como su mente colapsaba y se trisaba, corrió y corrió internándose por el maíz. Sus ideas de a poco se esclarecían, pero la ira no se apaciguaba. Tropezó y cayó dentro de un claro, en el cual podía ver un duendecillo frente a una tabla de ajedrez, al costado de él un cuchillo, y sin pensarlo dos veces, corrió hacia el trozo de metal y lo hundió con rabia, ira y desesperación en aquel cuerpecito, mientras el duende apenas reaccionaba y abría sus ojos con sorpresa e incredulidad. Primero clavó varias veces el cuchillo en su torso, unas cuantas mas, para luego gritar desesperada y maldecir sin si quiera mirar sonde apuntaba. El cuerpo al finalizar el pequeño cuerpo estaba casi cubierto de heridas, Evey secó su sudor con el dorso de su mano, histérica y temblorosa, sorprendida de lo que había hecho, y derrepente, el cuerpo empezó a adquirir otra forma, empezó a crecer paulatinamente y sus rasgos fueron cambiando, hasta adquirir la forma de Cristian. Evey se quedó paralizada viendo la imagen, con los ojos desorbitados y sin respirar, pasaron unos minutos hasta que empezó a moverse sin proferir sonido alguno, aun con la mirada perdida y sus ojos sobresalientes. Se internó una vez más en la cosecha, y a pocos pasos salió hacia la carretera, cubierta de sangre. Miró sus manos, sus ojos se llenaron de lágrimas, y entonces profirió un grito lleno de tristeza, lamento, terror y locura. Corrió como loca por la carretera, sin sentido, de pronto por una curva, distinguió unas luces abalanzándose hacia ella, la bocina de un auto, la sensación de un choque, y luego, solo oscuridad.
    Al pasar de los días, Evey fue internada en un hospital siquiátrico, acusada de la desaparición y el asesinato de todos sus amigos y su novio, diagnosticada de insanidad mental, por su insistencia en ver duendes por todos lados y su conducta irracional y violenta.
    Su madre entró a visitarla en su cuarto, mientras Evey estaba bajo los efectos de los sedantes, esta, hablaba al aire con toda naturalidad. “Con quien hablas mi amor?”, preguntó su madre llena de amor, ternura y lástima. Evey sonrió con los parpados caídos y respondió con toda tranquilidad “Con mis amigos los duendes, mamá”.

    FIN (?)

    Otras historias:
    A solas en casa
    Las muertes de Ana
    La casa en las higueras
    Bajo la luz roja del televisor

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    Es un final abierto... pueden imaginarse lo que sucedio xD

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    kihara ha dicho:
    eso estuvo, x_x

    Ah, no se como describirlo, soy del tipo de personas que se meten y literalmente se funden con lo que estan leyendo.... o.o Y eso fue escalofriante...

    Ya quiero leer la tercera Parte! ????

    ya está lista, solo tengo que publicarla :B

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    kihara ha dicho:
    Procura que todas estas historias las guardes y publiques en tu libro!

    Seria genial que publiques un libro con mini historias de terror, todas adjuntadas! asi como estas ????

    Me has dejado con traumas???? esas torturas fueron demasiado feas! ????

    Esta historia es de hace mucho... no tenia idea ke aun alguien las podía leer xD... muchas gracias por tu comentario n.n

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    de verdad??? gracias :B a veces me gustaria ke mas personas las leyeran para así tener criticas y ver que mejorar n.n

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    Bad Moon Rising (2da Parte)

    Gloria sentía como se le apretaba el pecho tras la partida de su novio. Se movía de un lado a otro mientras esperaba pacientemente. Al cabo de unos minutos le pareció ver la silueta de un hombrecillo pequeño por el costado, cuando observó con más atención, la silueta se difuminó con las sombras que proyectaba la luna escarlata sobre la cosecha. “No debería ya haber vuelto?” Preguntó inquieta, “Quizás aun no pasa ningún vehículo por la carretera, y él siga esperando” Contestó Cristian, “Lo siento, este lugar me pone nerviosa, es como si algo nos observara”, “No eres la única” dijo Samuel. Evey permanecía callada, pues tenía una pequeña idea de lo que sucedía, pero por miedo a quedar como loca no abrió la boca. Había leído durante los años acerca de duendes, pero por qué ahora?.
    30 minutos pasaron y Matias aun no volvía, Gloria se mostraba más y más ansiosa, ruidos sospechosos se oían por los alrededores, pequeños murmullos y las siluetas aparecían de vez en cuando. “Voy a buscarlo” dijo Gloria avanzando ya agotada su paciencia. Evey la agarró del brazo “No vayas”, “Claro que sí iré, algo extraño está pasando, y que pasa si le sucedió algo?” Dijo Gloria al borde del ataque de nervios. Al ver que los demás se acercaban para calmarla, esta se soltó de la mano de Evey, y corrió en dirección hacia Matias. Evey intentó detenerla entre gritos, pero cuando Samuel y Cristian también se internaban los frenó “Alto, créanme por favor, esto es muy peligroso, estas criaturas están jugando con nosotros, y sus juegos son muy peligrosos”, “Que estás diciendo?, insinúas que hay algo sobrenatural afuera?” Preguntó Samuel, “Que no es obvio? Por supuesto que hay algo allá y es peligroso”, “Peligroso o no, no correré el riesgo de dejar a Gloria sola” y así Samuel se internó por la siembra en búsqueda de su amiga.
    Samuel caminó unos metros por la espesura de las plantas sin encontrar rastro de su amiga. Mientras caminaba escuchaba pequeñas risas, demasiado agudas incluso para un niño, para avanzar, corría con las manos aquellas ramas que impedían su camino, y de pronto se sobresaltó encogiendo su mano al sentir un corte en esta. No supo qué lo provocó pero aun así siguió, escuchando risas y murmullos. “Quién anda ahí?” Preguntó solo recibiendo risas como respuesta, “Chicos, si son ustedes esto dejó de ser chistoso”. Recibió otro corte en la mano, las risas aumentaban, Samuel aceleraba el paso, y otro corte esta vez en la cara, maldijo al viento y corrió mientras seguía caminando más rápido y tapándose la herida sangrante. Algo lo empujó por la espalda haciéndolo caer de bruces. Asustado, como pudo se arrastró por la siembra hasta llegar a un circulo de tierra en medio de toda la cosecha. “Cómo? Dónde estoy? Por qué no puedo salir de aquí?”. Miró a su alrededor, en todo el sector habían mesas repletas de comida, manjares y dulces con aspecto sumamente delicioso, manzanas confitadas, manjar, cordero asado, bebidas, jugos, vinos, uvas azucaradas, postres, etc. Cada uno igualmente irresistible, y en frente al fondo una enorme silla donde parecía estar sentada una estatuilla de un hombre pequeño. Ahora lo recordaba, no había comido en horas, y sin duda era imposible resistir el hambre ante aquella tentación. Hundió el dedo en un pocillo de crema y lo probó con placer. Notó que el sabor era incomparable, que nunca había probado algo parecido, y se preguntó si las demás cosas sabrían igual. Empezó con el pavo relleno, y ciertamente sentía como ante el intenso sabor su paladar salivaba cada vez más ante el placer. Luego probó el manjar, los jugos, los vinos, el cordero, la torta, las uvas azucaradas, la fruta en conserva, los mariscos, todo, y poco a poco notaba que mientras más comía, más hambre le daba, y mientras más bebía más sed tenía, pero ya no podía parar. Divisó frente a él nuevamente la estatua, mientras llenaba su boca con alimentos, y esta se movió. No, no era una estatua, era un duende, el cual riéndose burlescamente se palmeaba el estómago y lamía sus labios. Samuel no podía parar de comer, aun con lo aterrado que estaba, ya no le bastaba con comer tan solo un alimento a la vez, mesclaba de a 4 alimentos tratando de meterlos todos en su boca y tragar desesperadamente. La sonrisa deforme era aterradora, con sus dientes puntiagudos y su cara arrugada, inmóvil, observando a su víctima. Samuel notó que no solo la sed y el hambre se hacían presentes al comer este alimento, si no que poco a poco sus músculos se empezaron a consumir a sí mismos, sus huesos se hacían débiles y su boca estaba reseca. Apenas podía masticar, tragaba comida con ira, mientras adelgazaba frenéticamente, sus ojeras se hacían prominentes y sus costillas sobresalían, su pellejo empezaba a colgar, apenas podía mantenerse en pie, mientras ocupaba sus últimas fuerzas en tragar y tragar, hasta que en un momento su esquelético rostro se puso rígido y sus desgastados ojos blancos, cayendo al suelo tieso como tabla y sus extremidades retorcidas como las raíces de un árbol, al mismo tiempo que el pequeño duende se reía con alevosía, se bajaba de su silla, y se internaba en la siembra.
    Gloria caminaba sin rumbo fijo, perdida entre las plantas sin encontrar el límite. Un viento helado empezó a correr. “Aun es verano” dijo Gloria extrañada, mientras se abrazaba a sí misma, y de su boca salía vapor. Pensaba que tal vez fue mala idea ponerse polleras delgadas y pantalones cortos aquella noche. Al caminar, de la nada, sintió como algo le agarraba un pequeño mechón de pelo. Miró atrás sin divisar nada, para luego sentir por el costado otro tirón más fuerte, que esta vez arrancó algunos de sus cabellos. Un pequeño grito se escapó de su garganta y una serie de risitas se escucharon alrededor. Una serie de tirones a los cabellos de la muchacha sucedieron de la nada, y esta, desesperada, empezó a correr enloquecida azotando con sus manos hacia todas partes con los ojos cerrados. Para cuando los abrió, ya había salido de la siembra, llegando a una pradera con unos cuantos árboles. Miró hacia atrás y ya no encontró la cosecha, si no que un gran pastizal de maleza.
    “Dónde estoy?” dijo extremadamente confusa. De la nada, una música alegre y extrañamente aterradora surgió de entre los árboles. El cuerpo de Gloria se contrajo, entonces empezó a mover sus pies al son de la música, luego sus manos, sus brazos, y después todo su cuerpo. El ritmo se hacía cada vez más veloz y sus movimientos también, la muchacha empezó a gritar por ayuda desesperadamente sin comprender la pérdida de control de su cuerpo. Nadie vino en su ayuda. Así avanzó agitándose y sacudiéndose hacia los árboles sin descanso durante minutos. Ya agotada seguía sin poder detenerse, y justo en la copa de un árbol vio a dos duendecillos tocando una especie de ocarina y a otro una especie de guitarra pequeña y deforme. “Matias, donde estás” Dijo Gloria con lágrimas en los ojos.
    La joven siguió bailando por horas y horas, la luna escarlata no parecía moverse de su lugar, y sus ropas empapadas pesaban más culpa del cansancio. Sus pies los sentía hinchados por la fricción, su garganta seca, y una puntada insoportable en el costado de su torso. Sentía como su cuerpo quería desvanecerse por el cansancio, pero una fuerza ajena a su ser no la dejaba. Ya no le quedaban lágrimas ni pena, solo resignación, sentía sus pies a punto de reventar, si es que no lo habían hecho ya. Cuanto llevaba ya? Horas? Días?, no lo sabía con exactitud. Pronto, vio un repentino cambio en los duendes, su expresión ya no era burlesca, si no que de aburrimiento. Entonces, uno de ellos silba a lo lejos haciendo aparecer a uno más. La joven miraba aterrada sin detenerse, siendo consciente de que su situación podía empeorar, entonces, el tercer duende lanzó vidrios rotos en el duelo. La joven miro con pánico sus pies al ver que estaban descalzos y lentamente se dirigía a los pedazos de cristal. El dolor era insoportable y la música aumentó de velocidad, sus pies zapateaban con mayor fuerza, los duendes reían gozando la jugarreta animando al tercero a hacer algo más atrevido, el cual de la nada, hizo aparecer una plataforma repleta de clavos inversos. Gloria gritó desgarrando su garganta al pisar uno y cada uno de aquellos gruesos clavos. Sus pies ya no estaban cubiertos por piel, dejando al músculo y los huesos expuestos, pisando frenéticamente cada clavo y cristal. Pálida por su desangramiento logró emitir unas palabras con su tono más lastimero, “Mátame pronto por favor”, entonces tras ella apareció un foso profundo, Gloria empezó a retroceder al son de la música, sus pies deshechos se arrastraban por el suelo y las piedras, hasta que al final se desplomó dentro de la fosa, siendo empalada finalmente por estacas puestas en el fondo de esta. La Música paró, el silencio reinó en aquel prado, interrumpido tan solo por el goteo de la sangre derramada.

    CONTINUARÁ...

    /Escucha la voz de la experiencia/

    Otras historias:
    -A solas en casa
    -Las muertes de Ana
    -Bajo la luz roja del televisor

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    darkazuura ha dicho:
    ajajajjaja todavia falta la segunda parte :D


    La espero yo también! =P

    kizas la tenga hoy... o mañana n.n

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    aieruska ha dicho:
    ps esta primera parte va muy bien esta buena la historia sigue la segunda que seguro saldrá igual o mejor que esta parte :D


    Gracias n.n no es por creerme el super escritor, pero creeme, estoy quedando mucho mas conforme con la segunda parte... esto mas bien fue la introduccion

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    darkazuura ha dicho:
    La había leido cuando comenté creí que había comentado esta xD (lo dicho, soy un desastre)

    En fin, que me encanta! me recuerda a algo que me pasó entre sueño y realidad xD

    ajajajjaja todavia falta la segunda parte :D

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    darkazuura ha dicho:
    Me gustó la historia! ^^ creo recordar que leí una tuya hace tiempo pero con mi mala memoria no te lo podría asegurar xD

    Sigue escribiendo más historias =)


    Muchas gracias... he escrito otra... se llama bad moon rising, si quieres la puedes leer n.n

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    Bad Moon Rising (1ra Parte)

    Evey permanecía sumida en sus pensamientos, recordando aun aquella llamada que le llegó de improviso, en la cual, su ex novio le suplicaba volver con ella pidiendo disculpas por aquellos momentos en que la lastimó. Ahora, apoyada contra el vidrio del automóvil, observando lo apenas poco visible de la noche en movimiento, pensaba la alegría de que todo se solucionara y pudiera descansar todo un fin de semana con sus amigos en la playa. En el automóvil se encontraban sus amigos Matias y su novia Gloria, Samuel, y su novio Cristian. Bajó el vidrio y pudo sentir como el viento azotaba sus cabellos negros como la oscuridad del exterior, mientras acariciaba su rostro perfectamente maquillado de un estilo más siniestro que las mujeres normales. “En que piensas mi amor?” Dijo Cristian rozando con sus labios su oído, ella sonrió, y volvió a compartir con risas junto a todos sus amigos en aquel viaje.
    “Mati, tengo que bajar ahora urgente” dijo Gloria a su novio. “No puede esperar?”, preguntó este, “Tengo que ir al baño”. Dos minutos después se detuvieron al costado de la carretera, entremedio de unos arbustos. Evey acompañó a Gloria para que esta no se sintiera sola, mientras los chicos conversaban y bebían unos tragos de licor antes de ponerse en marcha nuevamente. “Quien diría que los volverían a ver juntos?”, dijo Gloria, “Ni yo aun lo creo” respondió Evey, “No aguanto a llegar y empezar a festejar”, “Yo tampoco” respondió su amiga. Evey se encontraba revisando que nadie rondara mientras su amiga continuaba haciendo sus necesidades, de pronto, en el suelo, encontró algo que llamó su atención, un CD de carátula negra y sin título. “Qué es eso?” preguntó Gloria, “Lo encontré recién”, respondió esta volteando y examinando el CD para ver si encontraba algo más.
    De vuelta en el automóvil, las chicas contaron lo sucedido a los muchachos, y estos intrigados decidieron poner el Disco en la radio para ver si es que tenía audio en su interior. Una vez todos arriba, emprendieron marcha. “Veamos qué es lo que tiene” dijo Samuel introduciendo aquel CD en la radio. Una melodía empezó a sonar, la cual para Matias era conocida. Sonaba Bad Moon Rising de Creedence Clearwater Revival, “Esta canción…” Dijo Matias Pensativo. “La conoces amor?”, “Pero por supuesto, es un clásico” contestó Matias con una sonrisa en la cara. “Esta canción habla de catástrofes avecinándose, de peligros bajo la mala luna, de no salir bajo su luz por que podrías perder tu vida, del fin de todo” agregó el mismo mientras todos seguían el compás del sonoro Country emitido por el misterioso CD. Evey se encontraba observando la luna, que parecía más brillante que en otras ocasiones, notando que levemente iba adquiriendo un tono más anaranjado. Frunció su ceño al extrañarse por el matiz intenso que adquiría la luna, hasta que esta se vio completamente roja. De pronto, la canción se trabó mientras entonaba la frase “it's bound to take your life” repitiéndola una y otra vez. Evey dijo “Miren la luna”. Esta yacía en un tono escarlata en lo alto mientras la canción se seguía entonando cada vez más lenta con una voz menos aguda. Cuando la canción ya emitía un tono escalofriante Gloria dijo “Pueden sacarla, ya me asusta un poco”, “No se puede” Respondió Samuel, Matias intentó en vano de la misma forma, hasta el punto de golpear el objeto. “Matias frena un poco, vamos muy rápido” Dijo Cristian, “Yo no estoy acelerando, esto se está manejando solo”.
    El automóvil circulaba a gran velocidad por la pista, mientras dentro de él los gritos y la desesperación enfebrecían con alevosía, Gloria gritaba que detuvieran el vehículo, Evey se afirmaba con fuerza del asiento delantero, mientras Matias maniobraba el vehículo como podía para evitar chocar. Sin previo aviso una de las ruedas reventó al parecer por causa de un objeto punzante en el camino, el automóvil se descontrolaba y los gritos se volvieron ensordecedores, la canción seguía entonando la misma parte, se escuchó una risa escalofriante, un ser de corta estatura se posó frente al auto por la carretera, en el momento del choque el automóvil salió disparado por los aires, volcándose al costado de la carretera por una cosecha de maíz rodando hacia adentro, luego, todo era silencio.
    Evey despertó algo desorientada, por su cabeza corría un hilo de sangre. Aun estaba dentro del carro junto a todos sus amigos. De repente le pareció ver un par de siluetas pequeñas fuera de este, las cuales se fundieron junto a la siembra. Asustada despertó a los demás, quienes no presentaban más que heridas leves. Una vez, todos fuera del auto Evey contó a los demás lo que había visto. Asustados por la idea de que algo sobrenatural los estuviera observando, todos tomaron sus celulares con el fin de llamar buscando auxilio, en un intento inútil pues no había señal.
    Rodeando el carro todo era siembra, por lo tanto siguiendo el paso, a unos pocos pasos encontrarían la carretera. “Ire a buscar ayuda al camino. Probablemente un auto pase y nos lleve” dijo Matias. “Te acompaño amor” dijo Gloria de inmediato, “No, quédate aquí con los muchachos hasta que vuelva, es más seguro por si alguien aparece por ahí”. Así Matias se internó en la cosecha por el sector de donde provenían.
    La caminata se hacía más y más larga, y Matias sospechaba que se había equivocado de camino, pero era imposible, puesto que él siguió el rastro que había dejado la colisión. Pensaba que era ridículo pensar que el automóvil se hubiera internado tanto, pero no comprendía la extención que transitaba, era ilógico. Hasta que al fin llegó al borde de la siembra. Pero no encontró lo que esperaba, puesto que en lugar de carretera, un bosque fue lo que encontró. Cuando disponía a devolverse, escuchó una bella melodía, era melancólica e hipnotizante, pero no reconoció el sonido como proveniente de un instrumento conocido, más bien parecido a un piano, pero no igual. Sin darse cuenta sus pies se empezaron a mover, internándose en el bosque en busca de aquel hermoso sonido. Una vez recorrida una larga distancia, un enorme sueño empezó a invadir, el cansancio lo consumía al sonar de aquella relajante y melancólica melodía. Se sentó a los pies de un árbol mientras sus parpados se cerraban. Las hojas del pequeño roble apenas dejaban pasar la luz escarlata de la luna cuando cayó en un profundo sueño.
    Según su noción, habían pasado 5 minutos desde que cayó dormido, pero ya era de día. Miró a su rededor, el roble parecía más pequeño la noche anterior. Sus huesos le dolían, y sentía su piel sensible, con la sensación de haberse quemado. La canción ya no sonaba, y Matias no sabía lo que había ocurrido con sus amigos y su novia. Caminó cansado hasta encontrar un sendero. Su respiración provocaba dolor en sus pulmones. Al llegar al final del bosque, este se conectaba con una calle familiar para Matias. Este miró tras él y el bosque desapareció, dejando ver la calle donde él vivía. Extrañado miraba a toda la gente sin reconocer ninguna cara. Por instinto se dirigió a su domicilio, del cual salió un joven algo parecido a él. Preguntó al joven por sus padres, y este respondió “Quien eres tú, como sabes esos nombre?”, “Soy yo, Matias, hijo de ellos”, el joven lo miró con extrañeza, y dijo “Eso es absurdo, Matias era mi tío abuelo y murió hace mas menos 50 años”, y al decir eso, Matias quedó paralizado, su piel se empezó a arrugar de golpe, y sus cabellos a teñirse de canas, mientras sus extremidades se desasían. Al cabo de unos minutos Matias se transformó en un montón de polvo en el suelo que se llevaba el viento junto a los gritos del vecindario que presenció el hecho.

    CONTINUARÁ...

    /Piensa antes de hacerte el valiente/

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    -En el ascensor...
    -Bajo la luz roja del televisor
    -La casa en las higueras

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    la verdad es que me da verguenza... no me tenia tanta fe xD

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    fer17 ha dicho:
    +1


    aieruska ha dicho:
    buena como siempre tus historias siempre son buenas, dejan ese final interesante a mi parecer. Sigue así :D


    Secundo eso! Me gustó, gustó ^^


    wow... me kedo sin poder expresar mis agradecimientos... n.n esto significa mucho para mi... que alguien se de el tiempo de leer mis historias n.n

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    La verdad no es por corregir, de hecho no tenía idea de los nuevos signos y estoy bastante intrigado, pero creo que te has equivocado en las fechas, están como desfazadas...

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    Bajo la luz roja del televisor

    Sola en la oscuridad de su habitación, Michelle, quién se encontraba terminando un informe para su universidad, falta de concentración, se encontraba perdida en sus pensamientos, repasando una y otra vez los acontecimientos de la última semana, perdida en el punto rojo que emitía aquella luz del televisor, apagado frente a la cama.
    Todo comenzó el día en que una de sus amigas comentó una pesadilla extraña que tuvo aquella noche. "Tonterías" dijo Michelle, "estas viendo demasiadas películas de ficción y fantasmas"... Sus compañeras siempre la reconocieron como el miembro del grupo más escéptico a eventos paranormales, y Michelle sabía que a cualquier argumento que comprobara la realidad de estos hechos, ella lo refutaría con una analogía simple y lógica. Lo que no sabían era que alguien más escuchaba la conversación. "Por lo general la gente no cree en estos sucesos hasta que les sucede", dijo la profesora que se encontraba escuchando en silencio, "pero mi intención no es crear debate, solo esperemos que el desafiar estas energías no te acarree problemas". Michelle se quedó en silencio durante toda la clase ante la mirada curiosa de su profesora.
    Aun no podía concentrarse en su informe, obstinadamente seguía perdida en aquella luz roja emitida por el televisor... pensando... recordando aquella primera noche. Todo estaba oscuro en aquel sueño, pero podía sentir la respiración continua a sus espaldas, como unos ásperos y regordetes brazos la tenían presa y cada vez la apretaban más y más, dejándola sin aire y triturando cada órgano interior, luego un grito gutural, el cual la hacia despertar de sobresalto y solo quedaba el silencio. Se quedó inmóvil un momento, presa del miedo, y antes de incorporarse, sintió como algo respiraba en su nuca y lamía la parte trasera de la su oído. Se incorporó de golpe, luego con una mano en su pecho se dijo "es solo tu imaginación, todavía estabas soñando, tócate la oreja y estará seca" y acto seguido lo hizo, "debe ser solo el sudor, después de todo estás empapada".
    De pronto creyó ver como se movía aquella luz roja, " Es tu imaginación... aunque... No, no, concéntrate en tu trabajo". Solo alcanzó a escribir dos líneas antes de caer presa de sus pensamientos nuevamente, recordando aquella segunda noche. Despertó de golpe sintiendo un gran dolor en la muñeca, la cual intentó levantar y esta permanecía pegada al colchón sujetada por una gran fuerza invisible. Desesperada, empezó a forcejear con la nada, mientras sentía como por su mano se cortaba la circulación sanguínea. Tuvo intenciones de gritar, pero luego no sabría que explicación dar. "Por favor" logró emitir presa del pánico y el llanto, y su mano quedó libre al instante. Su llanto posterior duró toda la noche.
    Al ver que no podía continuar aquella noche, cerró la tapa de su notebook, con la esperanza de conciliar el sueño. Por un momento pensó en ir a la habitación de sus padres, pero el solo hecho de abandonar su cama le asustaba más. "Tonterías, ya no soy una niña" y volvió a mirar la luz roja del televisor perdiéndose en sus pensamientos nuevamente. El tercer y cuarto día, sucedió exactamente lo mismo. Se despertó sobresaltada al sentir un empujón hundiéndola en la cama. de pronto sentía como algo le presionaba el pecho dejándola sin aire. Por primera vez en su vida utilizó el padre nuestro como arma, y cuando por fin era libre de esa presión, volvía a llenarse de aire violentamente soltando un alarido interno. Los días posteriores fue testigo de las marcas que salían en su muñeca y en su pecho, como quemaduras opacas sobre la piel.
    "No puedes darle la satisfacción de caer en sus juegos mentales" se dijo recordando aquella tarde anterior. "Nada fuera de lo común?" preguntó su profesora, curiosa y preocupada, al ver la demarcación de Michelle por la falta de sueño, "no, nada, solo que no he podido dormir bien últimamente", "pesadillas?" volvió a preguntar esta, "No, solo sugestión" respondió la muchacha segura de si misma, a lo que la profesora agregó "a veces debemos aceptar que hay cosas que simplemente no podemos explicar".
    La noche anterior, se despertó a las 2 a.m. en punto, con el cuerpo paralizado, apenas podía respirar, y el miedo invadía su cuerpo frágil y vulnerable, indefenso sin movimiento alguno. Luego algo la sujetó por los hombros contra la cama y empezó a sacudirla violentamente, mientras un alarido sobrenatural se escuchaba por toda la habitación. Por un momento pudo recuperar la movilidad, y fue justo donde aprovechó de escapar por la puerta de su habitación hacia el pasillo, gritando desesperadamente.
    No, volver a dar una explicación a sus padres como la noche anterior, sobre un miedo absurdo e irracional, claramente cuestionaría su cordura. No se arriesgaría a ir a su habitación.
    Miraba fijamente aquella luz, mientras sus párpados se entrecerraban presa del sueño, cada vez se resistía menos ante el cansancio acumulado de los días anteriores. Justo en el momento en que lograba conciliar el sueño, notó que la luz roja se apagó. Se levantó de sobresalto. La luz volvió a aparecer, pero esta vez ya no era solo una, sino que eran dos. Los dos puntos rojos se iban acercando lentamente, y Michelle presa del terror se encontraba inmóvil, paralizada por el terror. Se logró escuchar un grito ahogado, mientras la muchacha exhalaba su último suspiro mientras su cuello era destrozado por la presión. Pudo sentir como su columna se destrozaba, y aun tenía conciencia cuando sus extremidades eran arrancadas de su cuerpo...
    Al día siguiente, sus padres entraron en la habitación de Michelle, donde solo encontraron una mancha roja en las sabanas de su cama.
    Nunca, nadie ha vuelto a saber de la adolescente ni de su paradero.

    /Aprovecha al máximo tus días, pues nunca sabrás cuando pueda ser el úlimo/

    Otras Historias: (historias antiguas y con problemas de redacción)
    -En el ascensor...
    -Las muertes de Ana...
    -A solas en casa
    -La casa de las higueras

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    gracias a todos... vuelvo a escribir mas historias y con mejor redaccion

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    muchas gracias jenn n.n

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    gracias a todos... espero escribir nuevas historias ahora... estaré conectado a la espera de inspiracion...

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    dereck12334 ha dicho:
    se me avi olvidado en tus pesdillas siempre ves a un sujeto alto con capa que te quiere afixiar o una criatura que te ataca con garras largas y filosas y no es esa criatura que has mencionado, si alguna vez lees esto porfavo dime si entiendes estas palabras o las has visto en tus sueños mencionadas o escritas, luf tu cher o litus soler.............
    espero tu repuestas

    si lo entiendo... los he visto en mis sueños... y muchas cosas han pasado desde esa fecha hasta ahora... creo que debo actualizar los datos...

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    oriolvs ha dicho:
    fua.... me e quedado cn la piel de gallina.... pfff que caguee jaja pobres chicos.... despues a la niña k le pasa?? k intriga.... buena historia!:D sigue asin ;)

    akjajkakjakjakkja gracias... me alegra ke haya gente ke le guste mis historias ^^

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    oriolvs ha dicho:
    O: eres increible.... estoy cn unos escalofrios k no sabes. ya e leido 3 de tus relatos. la casa de las higueras solo en casa y esta las muertes de ana. me encantan!!!!!! eres el mejjor :D

    aaaaaaaaaawwwwwwwwwwwwww... te juro ke eso me motiva... volveré a escribir... he intentare hacerlo aun mas escalofriante jejejejejeje

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    es ke ya nadie se mete a esta pagina??? o.O

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    aieruska ha dicho:
    de nada es que es muy buena explota ese talento XD

    muchas gracias... de verdad se agradece el comentario ^^

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    aieruska ha dicho:
    en parte solo no me imagine que poseyera a la monja ni tampoco pensé mucho en que fuera lo de la casa XD

    pero es buena la historia muy buena sigue escribiendo así XD

    gracias... eso motiva enormemente ^^

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    muchas gracias.. ^^ te imaginaste el final al leer la primera parte??? o.O

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