De plata, dos robles de sinople, cuyos troncos están unidos por una tranca (o travesaño) de sable, de la que cuelga por el cuello un jabalí de su color natural, atravesado por una lanza; atado al tronco de cada roble, un lebrel blanco; en el jefe, entre las copas de los dos robles, una mano humana, de su color, sosteniendo un corazón de gules.